El día 19 de junio de 2006, por invitación de la Concejalía de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Guadarrama, pronuncié una conferencia que llevó por título el encabezamiento de este escrito. El análisis de las fuentes consultadas me permitieron afirmar que los habitantes de Guadarrama vivían, en gran medida, volcados a las oportunidades de negocio que brindaba su condición de paso obligado para quienes querían acceder al otro lado de la sierra, penetrando en tierras segovianas y, a través de ellas, en la Meseta Superior. Asímismo, me referí a la actividad agropecuaria donde destacaba, sobre todo, una decidida vocación ganadera, la tierra tampoco permitía, ni tampoco hoy permite, mucho más. Al hablar de la vida espiritural, referí que en el siglo XVIII el Concejo de la villa no tenía ningún voto ni obligación hacia el que, ahora, es el patrón del pueblo: San Miguel. Esta circunstancia produjo entre los presentes exclamaciones de sorpresa. Lo que viene a confirmar que la memoria colectiva hace ley cuando refiere tradiciones "de toda la vida". Es bien sabido que "toda la vida" llega a recoger, como mucho, la transmisión oral legada por nuestros abuelos. En sucesivas veces iré incorporando detalles de lo tratado.
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